24 abr 2014

Pedro





A no ser que sean entradas numeradas, el cine esté a reventar y te toque justo detrás del tipo más alto que hayas visto jamás. Alto y cabezón, que las desgracias nunca vienen solas.

Ir al cine ya no es lo que era, antes íbamos por placer, la película era lo de menos.
Quién no se ha sentado en esa última fila con la única idea de tocar un pechito, una pierna, o lo que surja.
Me refiero a vuestra pareja, lo otro solo sucede en las películas porno y tú estás vives una tragicomedia.

Nos ponemos en situación, es sábado noche, venis de cenar en el buffet Chino, os huele la boca a gato y tenéis las feromonas bailando flamenco.
Paseáis con la tontería de quien acaba de zumbarse la botellita de licor Chino que os dejan con la nota. Más que licor sabe a vino malote y dulzón, ideal para poneros a tono.

Dos pasos, risas, abrazo arrimando cebolleta, empujón, risas, dos pasos más.
Si por ti fuese hace tiempo que estaríais practicando el sexo del modo más salvaje, pero no quieres echar a perder a esta chica, realmente te importa, por lo que esperarás el tiempo que haga falta, eso sí, de esa noche no pasa.

El calentamiento global emerge de tus pantalones, tu energía sexual podría iluminar un poblado Africano durante 7 meses, pero ella te hace la cobra en cada intento por besarla.
No pasa nada, al final caerá, además algo en su mirada te dice que así será. Pero es que los hombres somos muy de pensar lo que no es. Recibimos señales distorsionadas, es normal, tanto varón en la misma situación que al final se cruzan las frecuencias y terminamos con la que no es.
¿Nunca os habéis tirado a la novia de vuestro mejor amigo? No debéis sentiros culpables, eso es por un fallo en la señal.

-¿Y ahora qué hacemos? jijiji.
-No sé (arrimando el morro) (ella hace un Neo)
-¿Vamos al cine?
-¿A ver una peli?
-jijijijijiji (ERROR, acabas de interpretar esa risita como una proposición pero no va más allá de la gracia que le hace una pregunta tan estúpida como esa)
-VAMOS.

El paseo hasta el cine te lo pasas haciéndote pajas mentales:

Buah tío, en el cine, con el morbazo que me da hacerlo en el cine, ahí en las butacas de atrás, a solas, introduciendo mi mano bajo ese escotazo, palpando sus pechos, apretándolos mientras le como la boca...




Ella también piensa en sus cosas:

Hay una de Orlando Bloom que sale sin camiseta... encima es una comedia romántica, me encantan las películas de amor, puras, castas, llenas de detalles, besos con los ojos cerrados... y ORLANDO BLOOM SIN CAMISETA!!

Vuestra radiofrecuencia os vacila, ella escucha la Cope y tú  Radio olé.
El caso es que tras una larga cola por fin estáis entregando los tickets al eterno adolescente con gorra y 4 hijos que hay en la entrada.

Ese hombre seguro que comenzó del mismo modo, acudiendo por error al cine y mírale, le han metido en plantilla y todo.

Habéis pedido palomitas, dos refrescos, gominolas y un Kit-Kat.
Has pagado las entradas, el avituallamiento y el gato en tempura del Chino.
Pero es una inversión.

Ella por fin sale del WC y camináis a la sala 4.
Son entradas numeradas, el cine esté a reventar y te ha tocado justo detrás del tipo más alto que hayas visto jamás. Alto y cabezón, que las desgracias nunca vienen solas.

A tu lado un señor con bigote acaba de ocupar el sitio para el refresco que hay en el reposabrazos. El otro lo ocupa tu pareja, por lo que tendrás que sujetarlo con las manos, el vaso de litro y el balde de palomitas XXL.
Mal empezamos, las dos manos ocupadas y el pequeño de los hermanos Gasol sentado entre tú y la pantalla.
Se apagan las luces, la miras, ella sonríe, con la calma que le da verte tan ocupado, se siente fuera de peligro, relajada.

El señor del bigote huele rancio, su codo invade el posabrazos al completo y te pasas media película pensando con qué mano vas a... coger las putas palomitas.
El tocar pechito ni se te pasa por la cabeza.

El tiempo pasa lento pero pasa, la hinchazón que te produce haberte comido la cantidad de tallarines suficientes para alimentar al poblado Africano anteriormente nombrado te impide acabarte la bebida, no hay hueco para un sorbo más.

Te encuentras agazapado en la butaca, el señor del bigote y tu mujer ríen, lloran, y vuelven a reír al unísono.
Marc Gasol sigue erecto y tú te quieres morir ya. Menos mal que todo llega y la película terminó.

-Cari, ¿si no querías palomitas para qué las pides?

Te pasas el camino de vuelta sin mediar palabra. Se te ha pasado hasta el calentón.
Eso sí, vas tirando una palomita a cada paso.
Dicen que los hombres tropezamos dos veces con la misma piedra, por eso es mejor marcar el camino para no volver a ese lugar.

Lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otros, eso habrá pensado tu novia.
Eso te pasa por montarte películas.


                                                                                                                                          @TRYBALblz  

4 comentarios:

  1. Estimado amigo,

    Sorprendido estoy que tras el éxito comercial, de crítica y de popularidad que está cosechando "Ocho apellidos vascos" alguien pueda relacionar en este instante en nuestro país, cine y sexo.

    Más me sorprende viniendo de un vasco, se de lo que hablo, ya que nací en tan singular territorio, y sabe usted que nuestros genes (tanto los de nosotros como los de ellas) nos impiden ya no sólo hablar sino pensar tan abiertamente de sexo.

    Por lo demás genial relato y parafraseando al gran Eduardo Mendoza y metiendo a capón una cita suya decirles:

    "Lo único que puedo asegurar es que en ninguna ocasión, ni siquiera en los más críticos bretes, he visto, conforme suele contarse, pasar ante mí mi vida entera como si fuera una película, lo que siempre es un alivio, porque bastante malo es de por sí morirse para encima morirse viendo cine español."

    Encantome y le espero el próximo jueves.

    Fer A.

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    1. Estimado Fernando.
      Tiene usted razón en todo. El hecho de ser Vasco es de por sí un spoiler en toda regla si de sexo hablamos. Al menos a partir de ahora sabré que alguien de mi misma especie me lee y comprende, que no es poco hoy día. Muy agradecido le espero en la próxima cita.
      Abrazos

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  2. Yo nunca cometeré el error de llevar las manos ocupadas... Al menos no por segunda vez.
    Saludos.

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    1. Sabía que esto no me podía estar pasando solo a mí. Me dan ganas de abrazarte fuerte, pero es que tengo las manos ocupad...mierda! Jamás aprenderé. Espero tenerle cerca para ir tomando nota de todo, un abrazo.

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